sábado, 12 de enero de 2008

Tardes amontonadas

Las tardes pasan tranquilas, lentas imperturbables. Se cuelgan del cielo y se agarran a las nubes y cuando se cansan de vivir en las alturas vuelven al terreno de lo imposible.Ríos de muchedumbre ahogan las calles, de norte a sur coches las recorren, y mientras tanto el barullo sin rumbo se hace más fuerte.Las luces como corrientes de lava, eructan hacia el suelo, burlándose del cielo, dándole la espaldaahora oscuro, muerto, ciego…Y yo al otro lado de esa imparable realidad, me agarro a un lápiz y ahorco una vieja libreta de historias. Empiezo a escupir palabras encadenadas, una dulce verborrea insignificante que dibuja en tinta lo que en mi cabeza vive en forma de obsesión. Pasa que a veces necesito coger un puñal y hacer sangrar a una hoja de papel con palabras hirientes, ahogar las letras con lágrimas saladas y verlas secarse en la tinta que queda grabada. Mientras tanto suspiro, sonrío con resignación, bebo a sorbos las horas y me doy cuenta de que no estás.

3 comentarios:

Unknown dijo...

tu descripción podría ser la mía.
Tienes 15 años? vives en Oviedo?
me encantaría saber más de tí

Unknown dijo...

si, soy de Gijón y tengo 16.
¿Cómo me has encontrado?

Unknown dijo...

eres buena querida
sonrie