viernes, 27 de marzo de 2009

En algún lugar de esta ciudad



Ahora estarás en cualquier bar, encerrando la noche en botellas de cerveza. Te estará contaminando el olor a cigarrillo caducado, el regusto a alcohol barato. Estarás respirando esa siniestra mezcla entre colonias caras y sudor agrio y frío que resbala por la piel taladrando las sienes. Tal vez te esté asfixiando la atmósfera cargante que poseen las calles de madrugada. Las farolas fundidas, las copas rotas, las botellas partidas, los cuerpos mendigando calor para pasar una noche en vela. Cuánto pecado asalta las calles cuando no hay luz. Quizá a ti te asalte el pecado de otras bocas atrevidas que intenten corromper la tuya. La forma de otras caderas mejor esculpidas bailará delante de tí. Otros ojos te estarán espiando al otro lado de la barra, sin que te des cuenta, desnudándote, convirtiéndote en deseo. Luego se acercarán, intentarán absorberte clavándose en ti fijamente, pues saben que así los otros ojos acaban rindiéndose.
Pero tú tendrás a otro nombre de mujer repiqueteando en la cabeza, a otra mirada dentro de tus ojos y a otra boca calcada en la memoria. Serás inmune a cualquier veneno que desparrame sobre ti cualquier voz dulce.
Y de vuelta a casa, tal vez te sientes delante de su portal, a fumar las horas, a esperarla ingenuamente o a saberte cerca suyo. O quizá tires piedras contra su ventana hasta obligarla a salir, pero estará profundamente dormida, abrazada al hueco que, al irte, dejaste sobre el colchón.

domingo, 15 de marzo de 2009

Arrebatos


Hubiese huido, como una niña cobarde y desvergonzada que teme el monstruo terrible que es, el tedio de esta ciudad. Con la furia del desarraigo en las venas, hubiese vaciado el armario en una maleta y sin pensar, hubiese azotado la puerta haciendo temblar los cuatro tabiques de esta cárcel sin rejas. Hubiese caminado sola los kilómetros de asfalto que delante de mí se presentasen, la ira que me impulsaría a caminar sobre cemento ardiendo los consumiría, para que cuando quisiera volver la vista, no viese más que una línea infinita de pavimento gris. Tal vez, hubiese nadado otra vez entre aeropuertos, entre su sabor amargo a despedida y su condición innata de propulsor de libertad. Me hubiese tapado los ojos y hecha una completa irracional, señalaría el destino más incierto, aquél que más rabia y más calma me produjera ,al mismo tiempo,su nombre. En el aire estaría liberada, y aunque sobre el mismo terreno sólo a dos mil metros de altura más arriba, muy lejos de aquí. Tan lejos, extremadamente lejos, que las manecillas del reloj tendrían que haber bailado sobre ellas mismas cientos de veces hasta haber encontrado la hora precisa, que conciliase los rayos de luz con mis vigilias. Y tras una de ellas, hubiese amanecido en cualquier playa anónima y perdida, en una de esas que nadie conoce y todos imaginan, con los pies bañados en salitre, la piel curtida y desayunando un coco, iniciándome en mi joven condición de náufraga

lunes, 9 de marzo de 2009

Cambio de sentido

Tengo miedo a despertar una mañana y ver cómo todo toma sentido de repente. Con el tiempo uno le coge cariño a nadar entre incertidumbre, a hacer de los días y noches oportunidades para frenar el desencanto. No deja de ser motivación tratar de encontrar orden en medio del caos, y qué mayor caos que un cerebro adolescente. Cómo reaccionaría si, después de años buscando cabos que me atasen aquí, nada de la nada la raíz más fuerte. Probablemente me esposaría las muñecas, clavaría mis pies al suelo, cegaría mis ojos y, a cambio, me liberaría del sinsentido.
Tal vez entonces esta ciudad dejase de ser una siniestra mezcla entre calles empedradas y edificios infinitos, entre el hastío de un lunes y la esperanza de la noche de un viernes, entre la apatía a la rutina y el cariño a lo tradicional. Temo que las carreteras y mis venas al fin se orientasen, se dejasen orientar por una brújula escondida bajo las costillas que señala un norte sin criterio racional, y que diesen con rumbo fijo. Mi alma cambiaría de signo, y quizás la niña de los ojos fríos y vírgenes se archivase para siempre como pasado.