miércoles, 18 de junio de 2008

Principios y finales

Ahora estallan los universos, todo se transforma. Desaparecerá el tedio y todo lo que irremediablemente sembró. Quedarán atrás, muy lejos, los días y noches de clausura inevitable, las parcas horas de sueño inquieto. Nadie se acordará del odio que prometió al frío, de la guerra declarada a aquellas mañanas inhóspitas, muertas. Tal vez no reparemos en todas las horas que quedaron atrapadas entre sabias páginas y las cruces que poco a poco martirizaron al calendario. Todo será reemplazado porque ahora el tiempo, tendrá tiempo para escribirse y hacerse poesía. Todo podrá contarse en verso, porque será digno de ello. La vida comenzará a ser un viaje. Se hará tan ajetreada que llevará un ritmo a duras penas controlable. Volverán los aeropuertos, los vuelos, los aviones, los parajes exóticos, la huidas. Así es que florecerá- o nacerá de nuevo- un espíritu errante, nómada, forastero que solamente querrá vivir para perfeccionarse en su condición. Buscará constante e infatigablemente las raíces y verdades y advertirá entonces que se hallan en la ribera del río. Notará vibrar pues, a esta anatomía tan inalterable y pudorosa porque se manifestarán sentimientos incontrolables y personalidades con el don de arrebatar la calma. Se enlazarán principios y finales, como eslabones vital y cruelmente dependientes. Todo será utopía y encanto

martes, 3 de junio de 2008

Última persona


Solía quedarse con la imagen de la última persona que, a través de sus gestos, sus palabras, sus ojos y su sonrisa, consideraba interesante. En su cabeza, retenía el análisis minucioso al que se habían visto sometidos sin saberlo. Su radiografía. Curiosamente, todas esas personas respondían a un perfil determinado, y más curiosamente todavía, todas ellas eran las mismas, se repetían constantemente.Entonces, cuando se hallaba lejos, o no lejos, simplemente no demasiado cerca para seguir espiándoles, repasaba todo aquello que había intentado exprimir de su vida aparente. Les imaginaba enamorados, atrapados en una de las miles de vidas que habitan en el mundo. Por qué no, podría ser la suya. Después colocaba sobre sus brazos todos los gestos que había memorizado, aquellos más leves, más insignificantes, más conmovedores. Luego, examinaba los ojos que había grabado y los sentía atravesándola. Cómo le gustaban esas corrientes de energía que disparaban las pupilas cuando las otras respondían. Ahí, justo en ese momento, les escribía palabras sobre los labios, acordes con su voz y con sus ideas y pasiones, las de ella, al mismo tiempo. Entonces ellos pronunciaban aquel universo de palabras tiernas que ella siempre había soñado escuchar cuando las bocas de las que esperaba oírlas resultaban o demasiado cobardes o desafortunadamente imposibles.