
Acaba de llegar de contemplar su insomnio, su eterna vigilia. Corrió por sus callejones y buscó esquinas donde poder oírla respirar. En sus paredes retumbaban los latidos, convulsionaba la piedra. Pudo notar cómo se volvía humana, comprobar que de cada acera, cada semáforo en rojo emergía una fuerza similar a la de la sangre sobre las venas. Volvió después de verle aparecer en cualquier bar, saliendo de todos los lugares, de ninguna parte. Comprendió que algo alimentaba la vitalidad que fluía por unas calles siempre antes bañadas de tedio. Algo como, por ejemplo, el significado de un sólo nombre.
1 comentario:
No tengo palabras.
Me ha encantado. Simplemente magnífico.
Te lo digo con sana envidia.
Un besazo. Sigue así.
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